Bailar Tango ya se usa para tratar varias enfermedades. (fuente Clarín 27-07-2010)
Dos por cuatro = ancianos más saludables, enfermos que se recuperan más rápido, pacientes que dejan de necesitar medicación, personas que reducen su discapacidad. Estos son los resultados que dicen obtener los profesionales que aplican el tango para ayudar a resolver algunas patologías, desde las cardíacas hasta el mal de Parkinson.
“Comenzamos a darnos normas en los dos primeros congresos, en Rosario y Mendoza –presenta el cardiólogo Roberto Schena, presidente del Congreso–. Estamos dando los primeros pasos, para conocer con mayor intensidad lo que significa la tangoterapia.
Queremos que, como ha ocurrido con la danzaterapia, se convierta en una carrera ”. Varios profesionales comenzaron a incorporarlo desde sus respectivas disciplinas. Desde 2004, la Escuela de Tango de la Asociación Amar tiene alumnos con discapacidad intelectual y sensorial, y un impecable ballet de jóvenes con síndrome de Down. En las provincias surgieron luego más instituciones que replican esta práctica. “Produce reacciones que los comunican más con el medio; desarrollan capacidades que desconocían o que tenían ocultas”, señala Schena.
La psicóloga Rosa Sosnitsky descubrió las “propiedades” del tango cuando, en su otro rol de cantante, iba a los geriátricos. Al investigar la influencia de la música en la recuperación de la memoria, notó que los ancianos “tenían mayor participación con música de tango, porque había estado fijado en edad temprana. Si no hablaban, empezaban a poder hablar y a recordar letras de canciones. Tiempo después, esas personas progresaban en la comunicación.
Quienes lo habían bailado de jóvenes y ahora tenían temor a las caídas, se animaban a hacerlo, porque el abrazo da contención y seguridad ”.
A largo plazo, el tango –con el chamamé, una de nuestras dos danzas de enlace– ha dado firmeza de movimientos a personas con espasticidad por parálisis cerebral. La fisioterapeuta Gammon Earhart, de la Universidad de Saint Louis (EE.UU.), trasmitirá sus avances en enfermos de Parkinson.
“No sólo hay que utilizarlo como danzaterapia, sino que también tiene mucha importancia escuchar la música, cantar o recitar –apunta Schena quien, además de cardiólogo, es autor de tres libros de poesía–.
Hay que buscar tangos que no sean depresores, temáticas positivas como la amistad, el amor a la madre, el barrio ”.
Las observaciones de Schena confirman un estudio realizado en 1999 en la Fundación Favaloro: “Se ha demostrado en varios trabajos que es muy efectivo en la rehabilitación de enfermos coronarios, en quienes sufrieron un ACV, y para la hipertensión arterial”
En el Congreso, la doctora María Eugenia Lacour presentará sus conclusiones en la aplicación de tangoterapia fusionada con danzaterapia, en pacientes oncológicos . La fisióloga Patricia McKinley, de la Universidad McGill de Canadá, contará cómo estimula el sistema nervioso central en adultos mayores. Desde la psicoterapia corporal, Jessica Grumberg, también bailarina, relatará sus técnicas: “Puede trabajarse desde una neurosis normal hasta una grave, una esquizofrenia o una psicosis”. Y adelanta un secreto: el cambio de roles, donde la mujer lleva y el hombre se deja llevar.
Cómo influye en otros trastornos:
Espasticidad y mal de Parkinson. Aumenta la agilidad y firmeza en los movimientos y de ese modo refuerza el equilibrio.
Enfermedades cardíacas e hipertensión. Disminuye las hormonas vinculadas con la actividad simpática (las que producen taquicardia, hipertensión y vasoespasmos), y mejora la capacidad vascular.
Disminución sensorial. El bailar, escuchar e interpretar el tango ayuda en el mecanismo de expresión de las emociones.
Esquizofrenia. Como la patología emocional distorsiona la imagen corporal, y por lo tanto la comunicación, el tango da una estructura y ayuda en la elaboración de la imagen corporal y en la comunicación.
Depresión. Incentiva a tener una actividad social, con mayor adherencia que las actividades físicas convencionales.